Silencios que son truenos
Los secretos familiares han ocultado durante años historias de abusos y represión hacia millones de mujeres anónimas
Todas las familias tienen secretos. Algunos de escasa importancia, que mueren con las personas que los llevaban consigo. Unos pocos puede que los encuentres rastreando el diario de una abuela o una madre, una tarde cualquiera.
Otros, sin embargo, ocultan historias mucho más turbias. Historias de abusos y represiones de los que las mujeres fueron a menudo víctimas.
Durante mi trabajo con las historias clínicas del psiquiátrico de Conxo, en Santiago de Compostela, a menudo me topaba con ese tipo de secretos. El lenguaje médico los desvelaba con su habitual “objetividad científica”, pero en aquellas páginas garabateadas con letras a veces indescifrables se escondían inequívocas violaciones y palizas. “Al llegar a casa sus hermanos la castigaron”, “Cambió de carácter después de una romería en la que abusaron de ella”, “Su marido le dio mala vida. A veces le pegaba”. Parecían comentarios sin importancia, mal resueltos entre diagnósticos y tratamientos farmacológicos. Y, sin embargo, decían tanto…
Me pregunto si aquellos episodios eran del dominio público. Estoy segura de que no. Pero, ¿los conocían sus familiares más cercanos? ¿Formaban parte del dominio de los secretos que no cruzan los muros del hogar? O, peor aún, ¿lo sabían todo pero consideraban que, de algún modo, esas mujeres se los tenían merecidos?
El podcast De eso no se habla, que comencé a seguir hace unos meses gracias a mi querida amiga Inmaculada Villa, habla justamente de eso, de los silencios que resuenan como truenos y de la necesidad de romperlos. El tema tiene tanto que ver con lo que yo hago en este boletín que no podía dejar de compartirlo contigo.
Muchos de esos episodios tienen como protagonistas a mujeres. No creo que sea una casualidad: la mayoría de las víctimas de violencias y represión entre los muros del hogar hemos sido nosotras. Sobre todo cuando no teníamos nombre y apellidos célebres. Sobre todo cuando los abusadores sabían que nadie iba a contar nuestras historias. Que nadie iba a denunciar.
Y tú, ¿has descubierto recientemente un secreto familiar que te habían ocultado? ¿Qué sentiste cuando te encontraste frente a frente con él?