De entre los tópicos que existen sobre Galicia, mi tierra, y sobre las mujeres rurales más particularmente, hay uno que me enerva especialmente: aquel que nos considera sumisas, tranquiliñas e inofensivas. Un grupo de ovejas amansadas a las que no hay que temer y que aceptarán todo aquello que se les imponga.
No sé si la fotógrafa catalana Anna Turbau tenía esa imagen antes de llegar a Galicia. Lo que sí sé que descubrir el activismo de sus gentes le rompió muchos, muchos esquemas.
¿Y quiénes protagonizaban gran parte de estas imágenes? Mujeres, la mayoría rurales, en primera fila para defender lo suyo. Como esta abuela en las protestas contra las obras de la AP-9 en Guísamo.
Detrás de los estereotipos queda la realidad si nos atrevemos a escarbar un poquito. Por favor, hacedlo siempre para rellenar los huecos de las historias que solo se nos cuentan a medias.